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Salud
Jueves, 11 de Julio de 2019
 

¿Qué debe comer mi hijo durante su primer año de vida?

 
Redacción
 

Resolvemos todas las dudas sobre la alimentación de los bebés en sus primeros meses.

¿Cuáles son los alimentos que deben tomar los niños durante su primer año de vida?

¿Qué debe comer mi hijo durante su primer año de vida?
  1. Leche materna (o en su defecto, artificial)
  2. Cereales: trigo, avena, maíz, centeno, arroz, etc. 
  3. Legumbres
  4. Carne (salvo algunas excepciones)
  5. Pescado (salvo algunas excepciones)
  6. Huevos
  7. Aceite de oliva virgen extra
  8. Frutas
  9. Verduras
Nuestro equipo de nutricionistas, en el que se incluye María Rodríguez Lazo, aconseja incorporar preparaciones diferentes a las papillas para que puedan descubrir diferentes sabores, olores, colores y texturas, teniendo en cuenta que la alimentación complementaria, además de nutrir, también es fuente de desarrollo neuromotor y modula los gustos futuros, ayudándoles también a desarrollar la coordinación ojo-mano y la masticación.
 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda iniciar la alimentación complementaria idealmente a partir de los 6 meses, y nunca antes de los 4.
El proceso de aprendizaje de hábitos alimentarios es especialmente importante durante los primeros años de vida ya que, además de facilitar un buen estado nutricional y un crecimiento óptimo, puede ayudar a consolidar la adquisición de hábitos saludables para la edad adulta.

¿En qué cantidad o ración deben tomarlos?

Es muy importante respetar sus señales de hambre y saciedad. Los papás deben decidir el qué, y el bebé el cuánto. Ellos son capaces de autorregular su ingesta (salvo enfermedad), capacidad que se ve distorsionada con los productos ultraprocesados, muy azucarados o salados, ya que estimulan su paladar en exceso debido a los sabores tan potenciados.
 
En el caso de las frutas, verduras, legumbres, pasta, arroz, pan, etc., las cantidades que se ofrezcan deben adaptarse a la sensación de apetito que manifiesta el niño. En cambio, debemos limitar la cantidad de proteína que le ofrecemos a sus necesidades nutricionales, ya que en nuestro entorno se consumen en exceso, asociándose a un riesgo más elevado de desarrollar obesidad infantil.
 
  • 20-30 g. de carne/día (1/3 de trozo de lomo, 1/6 de pechuga de pollo) ó
  • 30-40 g./día de pescado blanco (magro) o azul (graso) sin espinas (1/4 de filete de merluza o ½ rodaja) ó
  • 1 huevo pequeño/día
 
Es recomendable que los niños compartan las comidas con la familia, y que disfruten de los mismos alimentos y preparaciones (con adaptaciones según convenga) en un ambiente relajado y cómodo en el que se eviten distracciones como la televisión, tablets, móviles, etc.

¿Qué tipo de alimentos se deben evitar?

Por riesgo de atragantamiento:
 
  • Frutos secos enteros o troceados, semillas grandes.

 

  • Alimentos de consistencia dura como caramelos y golosinas.

 

  • Alimentos pequeños con forma esférica o redondeada (garbanzos, guisantes, cerezas, frutos del bosque, aceitunas, tomates cherry o uvas enteras).

 

  • Perritos calientes o salchichas.

 

  • Mantequilla de cacahuete o de otros frutos secos.

 

  • Alimentos con rebozados duros.

 

  • Todos los tipos de maíz, así como sus aperitivos derivados, patatas fritas de bolsa, biscotes o crackers duros.

 

  • Frutas deshidratadas.

 

  • Carne cortada en trozos grandes, con piel y pequeños trozos de carne muy dura.

 

  • Vegetales crudos.
 
Por compromiso nutricional:
 
  • Lácteos desnatados. La leche de vaca no se debe ofrecer antes de los 12 meses.

 

  • Bebidas sin valor nutritivo: té, infusiones, refrescos, etc.

 

  • Pez espada, tiburón, lucio, atún rojo, conservas de atún. 

 

  • Carne cazada con munición de plomo. 

 

  • Verduras como espinacas, acelgas, cardos o borrajas. 

 

  • Cabeza de marisco y cuerpo de cangrejo o crustáceos similares.

 

  • Miel. 

¿Cuáles son los errores más comunes que suelen cometer los padres en la alimentación de sus hijos?

Ofrecerles muchos productos destinados precisamente a público infantil: galletas, cereales de desayunos, zumos, batidos, cacao soluble azucarado, leches de crecimiento, postres lácteos, bollería, etc. 
Todos estos alimentos aportan un exceso de lo que denominamos calorías vacías, que no van acompañadas de fibra, vitaminas o minerales, nutrientes imprescindibles.
Además, alteran su umbral del sabor y es posible que rechacen alimentos con un sabor más neutral como son las frutas y verduras.
Por tanto, los productos alimentarios superfluos, cuanto más tarde y en menor cantidad mejor, y siempre a partir de los 12 meses.

¿Alguna recomendación para aquellos pequeños que se nieguen a tomar algún tipo de los alimentos citados?

¿Qué debe comer mi hijo durante su primer año de vida?
El primer paso sería evaluar en qué punto nos encontramos, y si hay un exceso de productos ultraprocesados ricos en harinas refinadas, grasas de mala calidad o azúcares, ir reduciendo progresivamente su consumo para así mejorar la apetencia por alimentos más saludables con sabores menos potenciados.
 
Otros consejos imprescindibles:
  • Papá y mamá tienen que predicar con el ejemplo en casa y comer saludable.

 

  • Mantener su estómago vacío de caprichos antes de las comidas.

 

  • Ofrecer siempre alimentos saludables creando así un entorno saludable en casa, siendo los padres su principal círculo de influencia.

 

  • No ofrecer productos superfluos sin interés nutricional: galletas, zumos, bollería, etc. Ya tendrá oportunidad de probarlos fuera.

 

  • No forzarlos a comer.

 

  • No castigarlos porque no hayan comido como nosotros consideramos que tienen que comer.

 

  • No premiarles con comida. No usar la alimentación como recurso emocional.

 

  • Desarrollar la creatividad en la presentación de los platos y la vajilla (colores, tamaños, formas y disposiciones en el plato).

 

  • Exponer repetidamente los alimentos saludables para que se familiaricen con ellos. Es necesario ofrecer un nuevo plato 10-15 veces antes de que un niño se atreva a probarlo pero habitualmente los padres desistimos en 4-5 exposiciones, y lo damos por imposible.

 

  • Hacerlos partícipes fomentando su autonomía.

 

  • Fomentar la variedad. Por ejemplo, no ofrecer siempre plátano, manzana y mandarina para que conozca más tipos de frutas y tenga más posibilidad de elección sin cansarse. O, si rechaza algún alimento en un formato específico (por ejemplo, guiso de garbanzos), ofrecerlos en hummus, hamburguesas, albóndigas, etc.

 

  • Presentar unos alimentos que les gusten y otros que les gusten menos, para que puedan elegir, e intentar que coman un poco de todo.

 

  • No mentir ni engañar sobre los alimentos.

 

  • Comer en familia sin distracciones ya que facilita el aprendizaje por imitación. Durante la comida, es recomendable mantener conversaciones distintas al hecho de hacerle comer.

 

  • Educar sobre salud a través de libros, juegos o películas.
 
Y sobre todo, mucha paciencia.
 
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