A la hora de cuidar la salud de nuestros hijos, estar bien informados es fundamental para poder protegerlos frente a las enfermedades y sus posibles complicaciones. Cada temporada, un alto porcentaje de niños acaban contagiándose de gripe, por lo que resulta esencial que las familias cuándo deben acudir al médico y por qué la vacunación va mucho más allá de una medida preventiva básica.
Saber cuándo es un cuadro leve y cuándo es conviene consultar al pediatra puede marcar la diferencia entre una recuperación sin complicaciones y una urgencia evitada a tiempo. En este artículo hablamos con especialistas de Grupo IHP para aclarar cuáles son las señales que deben ponerte en alerta si tu hijo tiene gripe.
A diferencia del resfriado común, la gripe es una infección causada por el virus influenza, que provoca fiebre alta, dolores musculares, malestar general y cansancio intenso. Es habitual que los padres la confundan con un catarro, pero la gripe suele aparecer de forma súbita, con fiebre alta desde el primer día y un decaimiento llamativo.
En la mayoría de los casos, los niños se recuperan en unos siete a diez días, pero hay situaciones en las que la enfermedad puede complicarse y requerir atención médica.
Aunque la mayoría de los cuadros gripales se pueden manejar en casa, hay circunstancias en las que se recomienda pedir cita con el pediatra para una valoración.
Acude al médico si el niño o la niña:
Tiene fiebre superior a 39 ºC que no baja con antitérmicos o dura más de tres días.
Presenta tos intensa o persistente, con dificultad para dormir o alimentarse.
Se muestra muy decaído, somnoliento o irritable de forma inusual.
Tiene vómitos o diarrea que impiden una correcta hidratación.
Muestra dificultad para respirar, respira muy rápido o se le marcan las costillas.
Presenta dolor de oídos o supuración nasal verdosa persistente.
Estas señales pueden indicar una sobreinfección bacteriana (como una otitis o una neumonía) o una deshidratación, y requieren evaluación profesional.
No hay que esperar. Es importante ir directamente a un servicio de urgencias pediátricas si observas:
Respiración agitada o ruidosa, con silbidos o hundimiento del pecho.
Coloración azulada en labios o uñas.
Somnolencia excesiva o dificultad para despertar al niño.
Convulsiones o pérdida de conciencia.
Signos de deshidratación severa: no orina, tiene la boca seca o llora sin lágrimas.
Fiebre en bebés menores de 3 meses, aunque parezcan encontrarse bien.
En estos casos, la atención médica inmediata puede evitar complicaciones graves.
Mientras esperas la valoración del pediatra o la cita médica, puedes seguir algunas medidas que ayudan la mejora y recuperación del niño:
Ofrécele mucha agua y líquidos (caldos, zumos naturales, leche si la tolera).
Mantén la habitación ventilada.
Usa ropa ligera y no lo abrigues en exceso si tiene fiebre.
Evita el tabaco y los aerosoles fuertes en casa.
Administra los antitérmicos recomendados por su pediatra y en las dosis indicadas.
Deja que descanse todo lo necesario: el sueño ayuda al sistema inmunitario.
Los pediatras recuerdan que los niños con asma, cardiopatías, diabetes o inmunodeficiencias deben tener especial precaución. En estos casos, se recomienda consultar al médico desde los primeros síntomas, incluso si parecen leves.
Además, la vacunación antigripal anual es fundamental para prevenir cuadros graves en este grupo de riesgo.
La gripe infantil, aunque frecuente, merece una vigilancia activa por parte de los padres. Saber detectar las señales de alarma y actuar a tiempo puede evitar complicaciones y hospitalizaciones innecesarias.
Grupo IHP ha puesto en marcha su campaña anual de vacunación contra la gripe bajo el lema “Si te proteges tú, proteges a todos”. Con esta iniciativa, el grupo pediátrico andaluz pone el foco en la necesidad de vacunar a todos los niños y adolescentes de entre 6 meses y 17 años, una franja de edad que cada temporada alcanza tasas de infección especialmente elevadas.
Además, es conveniente recordar que Grupo IHP es centro de vacunación para todas las edades, ofreciendo atención y asesoramiento especializado tanto para niños como para adultos que deseen protegerse frente a la gripe.