El Molluscum o molusco contagioso es una infección leve en la piel que se da frecuentemente en los más pequeños de la casa y que, siguiendo algunas pautas de actuación, podemos ayudar a controlar su propagación.
A simple vista, identificaremos este tipo de lesión a través de la aparición de una erupción compuesta por pápulas con forma de pequeñas perlas brillantes de color similar a la piel o amarillento. Su transmisión se produce piel con piel, pero también a través del contacto con prendas de ropa, sábanas, toallas, piscinas, materiales de gimnasio o baños públicos.
El periodo de incubación es muy variable, oscilando, por lo general, entre 14 y 50 días tras el contacto. Aunque la enfermedad tiende a desaparecer de manera espontánea en un tiempo variable que va de pocos meses a cinco años, es necesario realizar una terapia adecuada para evitar el autocontagio como consecuencia del rascado y la propagación del virus a otros niños. Para prevenir el molusco contagioso nuestros especialistas en dermatología recomiendan utilizar ropa y toallas exclusivas para el niño afectado. Además, es importante no bañarse en piscinas mientras la infección esté activa. Asimismo, es clave adoptar una actitud expectante, utilizando como medidas complementarias antisépticos, lociones secantes para evitar la diseminación de las protuberancias, así como antihistamínicos para controlar el picor asociado.
Aunque es frecuente que la infección sea más extensa en niños con dermatitis atópica, el Molluscum nunca afecta a órganos ni sistemas.
Desde Grupo IHP recomendamos acudir a un especialista en caso de que las erupciones alcancen zonas sensibles, como la cara, los pliegues o los genitales.