Las vacunas representan uno de los mayores logros de la ciencia moderna, ya que permiten proteger a la población contra una gran variedad de enfermedades infecciosas. A pesar de ello, todavía existen muchos mitos y confusiones en torno a las vacunas, lo que ha llevado a ciertos grupos de la población a dudar de su eficacia y seguridad, y que ha provocado una disminución en las tasas de vacunación de la población infantil, contribuyendo negativamente no solo a la salud de los más pequeños, sino también a la de las personas de su entorno.

Aunque la buena noticia es que una gran parte de la población sigue apoyando las vacunas de manera sólida, en la celebración de la Semana Mundial de la Inmunización, bajo el lema Un enfoque de por vida a la vacunación, los especialistas de Grupo IHP resaltan la importancia de seguir concienciando sobre los efectos positivos de las vacunas en el bienestar de la población, siendo altamente recomendadas para nuestros #GrandesPequeños.

1. Las vacunas causan autismo: este mito se originó a partir de una publicación  en 1998 y que más tarde fue desacreditada. Numerosos estudios posteriores han demostrado que no existe una relación entre las vacunas y el autismo, trastornos autistas o trastornos neuróticos.
2. Las vacunas contienen mercurio: aunque hace años para algunos tipos de vacunas se usaron pequeñas cantidades de timerosal (una sal orgánica que contiene etilmercurio) por sus propiedades antimicrobianas, en la actualidad prácticamente ninguna vacuna utiliza este compuesto y, además, se ha demostrado que su presencia no representa ningún riesgo para la salud.
3. Las vacunas pueden causar enfermedades: las vacunas están diseñadas para estimular el sistema inmunológico del cuerpo de manera segura y efectiva, sin causar la enfermedad que previenen.
4. Los niños no necesitan vacunarse si están sanos: incluso las personas sanas pueden enfermarse gravemente o morir a causa de enfermedades infecciosas prevenibles mediante vacunas.
5. Los efectos secundarios de las vacunas son peligrosos: los efectos secundarios de las vacunas son generalmente leves y temporales, como fiebre o dolor en el lugar de la inyección. Los riesgos de no vacunarse son mucho mayores que los efectos secundarios de las vacunas.

Las vacunas han demostrado ser beneficiosas y seguras a lo largo de toda la vida. Que los niños cumplan con el calendario de vacunación permite que en España puedan controlarse enfermedades como el sarampión, la rubeola, la difteria, el tétanos, la tosferina y la varicela, entre muchas otras. Además, infecciones tan letales como la meningitis han descendido en nuestro país gracias a la inmunización de los más pequeños. 

Hay que recordar, también, que los niños son vectores de contagio, es decir, que el hecho de que estén vacunados reduce la transmisión de los patógenos en su entorno. Asimismo, tanto los servicios de salud de la Junta de Andalucía como Grupo IHP administran vacunas incorporadas en los últimos años y que han ayudado a prevenir enfermedades de consecuencias graves como el papilomavirus, el neumococo y la gripe.