Con la llegada del verano y el aumento de las actividades acuáticas, el riesgo de ahogamientos infantiles se incrementa, convirtiéndose en una de las principales causas de mortalidad accidental en la infancia. La Dra. María José Lirola, pediatra y coordinadora del Área de Docencia de Grupo IHP en Sevilla, subraya que "el ahogamiento es una tragedia que se puede evitar". La prevención, según la experta, radica en la vigilancia constante y activa de los niños mientras estén cerca del agua.
Es imprescindible que el adulto responsable esté pendiente en todo momento del niño, sin distracciones como el móvil o la lectura. "Para los menores de cinco años, la supervisión debe ser aún más estricta, estando a menos de un brazo de distancia", señala la Dra. Lirola. "El ahogamiento puede ocurrir en cuestión de segundos", explica, haciendo hincapié en que la confianza en que otro adulto está vigilando nunca debe sustituir la supervisión directa.
Además de la vigilancia, la especialista destaca la importancia de implementar barreras físicas de seguridad en piscinas y otros espacios acuáticos. "Las piscinas deben estar completamente valladas con puertas de cierre automático y bloqueo. No debemos confiar únicamente en cobertores o alarmas", agrega. La prevención debe ser integral y no debe dejar lugar a complacencias.
Además de la supervisión activa, la Dra. Lirola considera crucial enseñar a los niños desde temprana edad habilidades acuáticas básicas, como flotar, girar en el agua, llegar al borde o pedir ayuda. "Aunque estas habilidades son esenciales, no reemplazan la vigilancia, que siempre debe mantenerse", recalca la pediatra.
La formación en reanimación cardiopulmonar (RCP) básica es otro aspecto clave. "La intervención precoz puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte", subraya la pediatra. En actividades acuáticas como paseos en barco, el uso de chalecos salvavidas homologados es indispensable. "Los flotadores no son dispositivos de seguridad", advierte, haciendo énfasis en que la seguridad debe ser total, tanto dentro como fuera del agua.
El ahogamiento infantil es un accidente prevenible, y para evitarlo es necesario un compromiso colectivo. "La combinación de vigilancia constante, barreras de seguridad, educación temprana en habilidades acuáticas y formación en RCP constituye la estrategia más eficaz para reducir su incidencia", concluye la Dra. María José Lirola. La seguridad de los niños en el agua depende de la implicación activa de todos: familias, educadores, administraciones públicas y comunidades.