Alfonso Martín Quintero, jefe del Área de Enfermería de Grupo IHP, comenta, para Diario Enfermero, la implantación del calendario vacunal 2020 en Andalucía y su evolución durante la pandemia por coronavirus, así como el papel fundamental de los profesionales sanitarios en relación a las vacunas.
El calendario vacunal de Andalucía de este 2020 incorpora la vacuna meningocócica tetravalente para los 12 meses y 12 años. ¿Qué acogida está recibiendo esta novedad entre las familias? ¿Está siendo muy demandada la vacunación contra la meningitis ACWY?
La acogida de esta nueva vacuna es muy buena, ya que desde que se inició la comercialización en nuestro país, tanto pediatras como enfermería pediátrica la ha estado recomendando antes de su inclusión en el calendario vacunal de la comunidad. Así que los padres al enterarse de su inclusión, la han demandado y no solo en las edades en las que está financiada por el calendario, sino en otras edades fuera de las financiadas. Así pues, la demanda y la acogida han sido muy buenas porque ya había un trabajo anterior bien hecho tanto por pediatras como por enfermería pediátrica.
Aunque el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda la introducción de la tetravalente en los calendarios vacunales a los 12 meses, sólo lo han hecho Andalucía y Castilla León. ¿Por qué esa diferencia de prioridades en el sistema sanitario según la región?
Es una gran pregunta y nos la cuestionamos todos los profesionales muchas veces, por qué esas diferencias entre los calendarios dentro de un mismo país, aunque realmente esa pregunta deberíamos trasladársela a los políticos y/o los técnicos de salud de cada comunidad autónoma encargados de tomar esta determinación. Los que estamos todo el día delante de los pacientes y sus familias no entendemos estas diferencias, pues ni epidemiológicamente ni poblacionalmente hay justificación a esta diferencia entre las distintas comunidades.
¿Cómo valoraría, a grandes rasgos, la actitud de las familias frente a la vacunación de sus hijos?
Normalmente, y de manera generalizada, en nuestro país la actitud suele ser bastante buena y colaboradora, hay una conciencia social de que hay que vacunar a los niños y que las vacunas son buenas. No tenemos grandes colectivos antivacunas, aunque sí es cierto que hay un aumento de personas escépticas con las vacunas. Lo único que nos alegra como andaluces es que nuestra comunidad haya decidido introducir esta vacuna en el calendario.
¿De qué manera se ha visto afectado el ritmo de las vacunaciones establecidas por el calendario con la irrupción de la pandemia de la COVID-19?
Evidentemente se ha visto afectado el ritmo debido al estado de alarma y al confinamiento de la población, así como a las nuevas indicaciones de asistencia en Atención Primaria. Es cierto que menos afección en los grupos de vacunación prioritarios (menores de 15 meses, embarazadas y grupos de susceptibles y riesgo) y considerablemente en el resto de grupos etarios. Se está trabajando en las últimas semanas en la recuperación progresiva del ritmo en estos grupos mal vacunados e intentar alcanzar, lo antes posible, el ritmo de vacunación pre-pandemia.
Otro de los aspectos que incluye el calendario de 2020 es información vacunal referente a todas las franjas de edad de la población, incluidas las embarazadas. Respecto a la vacunación en general, ¿qué nivel de concienciación observa en la sociedad? ¿Conoce cuáles fueron las tasas de seguimiento del calendario andaluz en 2019?
El nivel de concienciación de la población en general y en concreto de padres y embarazadas es elevado. Por suerte en nuestro país hay bastante conciencia de los beneficios de las vacunas y en ello hemos de reconocer el esfuerzo de todos los profesionales y autoridades sanitarias en la consecución de esta conciencia social.
Con respecto a las tasas de seguimiento de 2019 aún no están publicadas, aunque serán seguramente igual que las de 2018, y nos dice que son muy buenas las tasas, tal y como recomienda la OMS, concretamente en vacunación infantil entre un 95-97% de cobertura total, que es excelente. Ya en adolescentes y niños mayores, aunque seguimos teniendo buenas tasas, son mejorables, y en concreto la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) con tasas que son muy mejorables y en la que estamos luchando en los últimos años para mejorarlas y poco a poco así va siendo.
Y ahora que entramos en grupos de población, ¿cuáles son los más informados en Andalucía?
Como he dicho antes, el grupo de población que alcanza mayores tasas de cobertura es la primera infancia, pues tenemos un calendario muy instaurado – desde finales de los años 70 – en la población, que por tradición y continuidad, así como un trabajo bien hecho por todo el colectivo sanitario, nos permite tener coberturas óptimas en esas edades. Así que suelen ser los padres de estos pequeños los que se suelen estar más informados.
Llevamos unos años informando sobre calendario para todas las edades, aunque eso, al ser novedoso, seguramente costará más tiempo en calar en la población y en alcanzar unas coberturas razonablemente buenas, pero ese es nuestro nuevo reto, saber trasladar y demostrar la eficacia de las vacunas a todas las edades y concienciar a los profesionales no pediátricos y a la población de su importancia. Pero estoy seguro que con el tiempo también se conseguirá.
En las embarazadas y prematuros, la información puede llegar a ser vital, ¿no es así?
Por supuesto, las embarazadas cuentan en la vacunación con un aliado fundamental para evitar muchas enfermedades a sus hijos en el futuro. La madre transferirá al futuro recién nacido a través de la placenta información y defensas (anticuerpos) para evitar que el niño padezca patologías evitables por vacunas. Un ejemplo sería la tosferina y la gripe, de ahí la importancia de la vacunación de la embarazada contra estas patologías inmunoprevenibles.
En su día a día, ¿se encuentra con muchas carencias de información, mitos y bulos acerca de las vacunas? ¿Cuáles son las dudas más frecuentes?
Hay carencias de información y eso conlleva que aparezcan bulos y mitos, de ahí la importancia de la información, sobre todo de la información rigurosa y apoyada en ciencia. Las dudas más frecuentes suelen estar relacionadas con las posibles reacciones de las vacunas y cómo actuar contra ellas.
¿Cómo se trabaja el fomento de la vacunación entre personas de edad avanzada, ancianos y enfermos crónicos?
Se trabaja de manera multidisciplinar en los equipos de Atención Primaria sobre todo (médicos/as y enfermeros/as), cada uno desde sus consultas de atención y seguimiento, donde se hace educación sanitaria y se recomiendan las vacunas según su patología, posibles comorbilidades (crónicos) o su edad. Se les informa junto con otros aspectos de su enfermedad, de los beneficios de la vacunación para su patología y características.
Durante la campaña de la vacunación antigripal en Andalucía, ¿cómo pueden las enfermeras y enfermeros contribuir para que la cobertura de esta vacuna llegue al mayor número de usuarios que se encuentren entre la población diana?
Tenemos varias formas de contribuir. En principio, y dentro del programa Diraya, cuando el paciente acude al centro de salud, el sistema genera una alerta que indica que el paciente es susceptible de ser vacunado.
Por otro lado, se dispone de listados de pacientes crónicos, haciendo una captación activa de los mismos, bien contactando por teléfono o bien en las visitas domiciliarias que regularmente tienen estos pacientes.
Asimismo, enfermería puede hacer vacunación externa a asociaciones de vecinos o a otras entidades demandantes (hermandades, asilos, centros de estancia diurna,…). Por último, haciendo publicidad por cartelería, medios audiovisuales en los centros de salud, y se suelen aumentar los horarios de atención y vacunación para poder captar a más pacientes.
¿Qué les diría a aquellos profesionales sanitarios que se nieguen a ponerse una vacuna como la de la gripe?
Lo primero que se debe hacer es informarlos y formarlos. Debemos hacerlo, pues somos un grupo de riesgo; aproximadamente tenemos entre 3 y 5 veces más posibilidades de contraer la gripe que la población general. Además, es nuestra obligación evitar la transmisión de la misma a nuestros pacientes, sobre todo porque muchos de ellos están inmunocomprometidos e incluso no se pueden vacunar contra la gripe.
Suelo decir en la formación a los compañeros, que ya sea por egoísmo (no padecerla los míos o yo) o por altruismo (evitar transmitirla a nuestros pacientes), es nuestro deber el vacunarnos contra la gripe.
¿Cuál es su opinión respecto a la “Farmacia Comunitaria” y su interés por la vacunación de la ciudadanía?
Esta cuestión está siendo motivo de debate en nuestro país desde hace poco tiempo para acá, así como de controversia por enfrentamientos entre sanidad pública y sanidad privada, y de colectivos profesionales como son el farmacéutico y el de enfermería. Mi humilde opinión personal, es que creo que muchas veces en el punto medio está la solución, ya hay datos de esta medida en otros países de nuestro entorno y no son negativos.
Lo que opino es que este servicio está bien cubierto por la sanidad pública en nuestro país con amplia cobertura a todo tipo de población, pero si la suma de la farmacia comunitaria sirve para aumentar coberturas y protecciones de población, bienvenida sea; aunque, eso sí, esta farmacia debe de cumplir una estricta normativa en tema de garantizar seguridad de los pacientes, tanto a nivel de material para posibles reacciones vacunales adversas o graves, como de personal capacitado para afrontar estas posibles reacciones, así como preparado y capacitado para la administración de estas vacunas. O sea, oficinas de farmacias preparadas y capacitadas para esta cuestión y con profesionales de enfermería al frente de la vacunación.
¿Cómo valora la regulación de la prescripción enfermera y sus consecuencias respecto a la seguridad de los profesionales en su labor diaria, como la desarrollada en torno a las vacunas?
Otro tema candente y una reivindicación histórica de los profesionales de enfermería, en la que además, nuestra comunidad fue pionera en la misma y los profesionales estamos cualificados mediante cursos organizados por los colegios profesionales. Lo que solicitamos no es más que refrendar lo que hacemos en nuestra práctica diaria en cuanto a nuestras funciones y el funcionamiento de los centros hospitalarios y de Atención Primaria, donde, mediante protocolos y guías de práctica clínica y asistencial, se articula el ejercicio de la competencia por parte de enfermería. Todo lo demás es burocratizar y encorsetar innecesariamente a la administración y a la población.
No solicitamos adquirir o desarrollar funciones que no nos competen por nuestra preparación, tan solo pretendemos poder desarrollar nuestra labor de cuidados, que sí es exclusiva de nuestra profesión, de manera autónoma. De igual manera ocurre con las vacunas, especialmente las incluidas en calendarios de comunidades y si me apura, el resto de las ofertadas en nuestro sistema (financiadas o no). A modo de ejemplo, ¿se imagina el engorro que sería estar haciendo cura de heridas y tener que depender de otro profesional para que prescriba la crema, material o antisépticos a utilizar en estas curas? Engorro para el profesional y por supuesto para el paciente. ¿O que vayamos a administrar las vacunas del calendario sistemático de la Comunidad y le digamos a la familia que vaya al pediatra previamente para la prescripción de las mismas? Es algo innecesario y un poco sin sentido.
Usted forma parte de la junta directiva de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac) ¿Cuál es la misión de esta organización?
Con la creación de Anenvac (Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas), se vehiculiza el trabajo de un grupo de enfermeros/as dedicados a esta disciplina que pretendíamos que se reconociera al colectivo como protagonista fundamental y referente que es en la consecución de los programas vacunales de las distintas comunidades, aunar nuestra lucha e intentar formar e informar a la sociedad y a los compañeros como uno de los objetivos principales de la asociación. También pretendemos intercambiar conocimientos y experiencias entre el colectivo que se dedica a la vacunación en su labor diaria.
Surge así Anenvac y aprovecho desde aquí e invito a la enfermería dedicada a vacunas a formar parte de la asociación a través de nuestra página www.enfermeriayvacunas.es, y de igual modo les invito a que asistan a nuestro III Congreso Nacional a celebrar en San Sebastián los días 27 y 28 de mayo de 2021.
Además, su compromiso le ha llevado a participar en campañas de vacunación en países subdesarrollados, organizadas por la ONG África Arco Iris. ¿En qué consistieron estas acciones y cómo las ha vivido?
Tengo la suerte de poder colaborar con esta ONG en las campañas de vacunas que desde hace unos 15 años lleva haciendo en Costa de Marfil, uno de los países con menor esperanza de vida así como de mayor carga de enfermedad y mortalidad infantiles del mundo. En estos casi 15 años se han vacunado más de 650.000 niños en distintas regiones del país, se hacen una o dos campañas al año. Además, la ONG ha construido un colegio así como pozos de agua (tan necesarios en la zona). También formamos en lo posible a la población y colaboramos en formación de personal sanitario en la región.
Animo a todos los profesionales de enfermería a que realicen estas labores tan enriquecedoras en la zona, y en lo personal, es una experiencia “mágica e inenarrable” que hay que vivir y sentir. Para mí es algo maravilloso y enriquecedor, me origina una serie de sensaciones encontradas que enganchan, dan vida y ofrecen un continuo aprendizaje.
Y ya para terminar, ¿confía en que llegue pronto una vacuna contra la COVID-19?
Ojalá, hay muchos esfuerzos a nivel mundial para conseguirlo. Personalmente creo que no es una tarea fácil si han de cumplir todos los requisitos y plazos de los ensayos y sus distintas fases, siempre supervisados por comités éticos y siguiendo las normas de las Buenas Prácticas Clínicas como es evidente. También habría que tener en cuenta que debe ser una vacuna eficiente, eficaz y segura y además, que la capacidad de producción de la misma debe ser enorme para abastecer el mercado mundial. Pero repito, la suma de esfuerzos es grande y prioritaria su consecución, hay estudios en fases avanzadas y pueden dar resultados no muy lejanos.