El fenómeno del uso excesivo, y sin supervisión, de productos de cuidado facial entre adolescentes está en auge. Influenciados por las redes sociales y en la búsqueda de una piel perfecta, muchas y muchos jóvenes adoptan rutinas cosméticas inadecuadas que pueden derivar en patologías cutáneas y problemas de autoestima.
Desde Grupo IHP, la Dra. Natividad López, especialista en dermatología, advierte sobre los riesgos de esta tendencia. "Cada vez más adolescentes llegan a consulta con irritaciones, acné agravado y dermatitis alérgicas de contacto debido al uso indebido de productos que no son adecuados para su edad ni para su tipo de piel", explica.
El problema no es solo dermatológico. La exposición continua a estándares de belleza irreales promovidos en redes sociales puede generar una preocupación excesiva por la imagen, afectando la salud mental de los menores. "El ideal de perfección es inalcanzable y esto puede generar ansiedad y baja autoestima", advierte la dermatóloga de Grupo IHP.
Un problema que empieza en redes sociales
El auge de tutoriales de “skincare” y la facilidad de acceso a productos cosméticos, han propiciado que cada vez más adolescentes se inicien en rutinas de belleza sin el asesoramiento adecuado. "Muchos de los contenidos que ven no tienen base científica ni están avalados por profesionales de la salud. Además, los filtros en redes sociales distorsionan la realidad y fomentan expectativas poco realistas", apunta la doctora.
El principal problema radica en que estos productos suelen estar formulados para pieles adultas y no para pieles inmaduras. "El uso inadecuado de ingredientes como el retinol o los ácidos exfoliantes puede provocar irritaciones severas y patologías como la dermatitis alérgica de contacto", detalla la experta.
Más allá del impacto dermatológico, la preocupación excesiva por la imagen puede generar ansiedad y baja autoestima en los jóvenes. Según la Dra. María Hidalgo, psicóloga infanto-juvenil de Grupo IHP, "la exposición constante a estándares de belleza irreales puede hacer que los adolescentes se sientan inseguros con su apariencia, afectando su bienestar emocional".
Así, la presión social y la comparación en redes acaban derivando, en la mayoría de los casos, en pensamientos negativos sobre la propia imagen. La Dra. Yolanda Romero, también psicóloga de Grupo IHP, señala que "cuando la autoestima de un joven depende en gran medida de su apariencia, es más probable que desarrolle ansiedad y síntomas depresivos".
En algunos casos, esta preocupación excesiva puede llevar a evitar situaciones sociales por miedo a no verse "perfectos", afectando su desarrollo personal. "Se está fomentando una obsesión por la perfección cutánea que no es realista, desencadenando dismorfia corporal", advierte la Dra. López.
En consulta, se observa un perfil mayoritariamente femenino y cada vez más joven. "Niñas a partir de los 12-13 años comienzan a usar cosméticos inadecuados al ver rutinas en redes sociales. Si bien muchos casos están ligados a patologías previas como el acné, otros simplemente responden a una preocupación por su apariencia sin base médica", explica la dermatóloga pediátrica.
Supervisión y educación, claves para evitar riesgos
Para combatir esta problemática, las especialistas de Grupo IHP insisten en la necesidad de educar a los adolescentes sobre este tema e invita a las familias a consultar con personal médico cualificado. "El mejor tratamiento para la piel adolescente es la información basada en evidencia científica", asevera la Dra. López.
"Es fundamental que los padres supervisen el contenido que consumen sus hijos en redes sociales y que busquen asesoramiento dermatológico antes de permitirles usar productos que pueden dañar su piel", subraya la especialista. Además, la dermatóloga recalca la importancia de una rutina de cuidado facial adaptada a la edad del usuario: "Para un adolescente, lo más recomendable es un limpiador suave, hidratación si es necesaria y protector solar oil-free. No se requieren tratamientos agresivos ni complejos".
Las psicólogas de Grupo IHP recomiendan, por su parte, fomentar la autoestima en los adolescentes a través de la aceptación de su imagen real y el desarrollo de habilidades personales. "Es importante reforzar valores que vayan más allá de la apariencia física y promover un entorno donde los jóvenes se sientan valorados por lo que son y no solo por cómo se ven", concluye la Dra. Romero.