Cuando los mosquitos despiertan con el calor, también lo hace la preocupación por el virus del Nilo Occidental. Esta infección, transmitida por la picadura de mosquito, puede pasar desapercibida o convertirse en una amenaza real, sobre todo en personas mayores, inmunodeprimidas y, en algunos casos, también en jóvenes sanos.
Aunque la mayoría de los infectados no presentan síntomas, uno de cada cinco desarrolla fiebre, dolor muscular y cansancio extremo, y uno de cada 150 puede sufrir complicaciones neurológicas graves, como meningitis o encefalitis, según datos del Centro Nacional de Epidemiología.
En los últimos cinco años, España ha vivido varios brotes, especialmente en Andalucía y Extremadura. Solo en 2023, se notificaron 31 casos confirmados, con varios hospitalizados en unidades de cuidados intensivos. En 2020, el brote más grave dejó 77 casos y siete fallecidos solo en Sevilla.
“La investigación está en marcha, pero es lenta y costosa”
El doctor Salamanca, coordinador de la Unidad de Investigación del Grupo IHP, miembro del Comité Asesor de Vacunas e Inmunizaciones de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) y miembro del comité de expertos del Plan estratégico de vacunación de Andalucía (Anenvac), detalla: “El virus del Nilo no es constante, aparece en brotes irregulares, y eso dificulta mucho poder hacer ensayos clínicos. No podemos garantizar que se den los casos suficientes para probar si la vacuna funciona”.
“Además, el 80% de las personas infectadas no tienen síntomas. Eso también complica la investigación, porque la eficacia de una vacuna solo se puede medir cuando hay riesgo real de enfermedad”, explica.
Pese a las dificultades, ya hay ensayos clínicos en fase 3 en marcha, lo que significa que el desarrollo avanza. Pero no es inminente. Según el especialista “podemos tardar entre cinco y quince años en tener una vacuna lista, dependiendo de los resultados, la financiación y la urgencia sanitaria”, afirma.
“Es la epidemiología la que marca el camino. La Organización Mundial de la Salud señala las enfermedades que suponen un riesgo para la salud pública y la industria farmacéutica valora si puede asumir la inversión”, explica el Dr. Salamanca.
En el caso del virus del Nilo, su comportamiento irregular y el bajo número de casos graves complica esa decisión. Aun así, el doctor insiste en el mensaje: “El virus del Nilo sí importa y sí se está investigando. Pero desarrollar una vacuna segura, útil y accesible requiere tiempo, compromiso y ciencia”.
Seguridad por encima de todo
Desde Grupo IHP, siempre se ha defendido el rigor científico en la vacunación pediátrica. El Dr. Salamanca recalca que la seguridad es el pilar central del desarrollo de cualquier vacuna: “Las vacunas no llegan al calendario por intuición ni por velocidad. Se prueban durante años en varias fases, primero en adultos, luego en poblaciones más vulnerables, y por último en niños, si es necesario”.
En cada fase se estudia tanto la eficacia como los posibles efectos secundarios. “Hoy priorizamos vacunas seguras, incluso aunque sean menos eficaces. Porque no se trata solo de proteger, sino de hacerlo bien”, concluye.
Escucha la entrevista completa al Dr. Salamanca en COPE en este audio: