Es habitual que los niños tengan fiebre desde pequeños, algo que asusta a muchos padres que no saben cómo manejarla y acuden a Urgencias. Sin embargo, la fiebre es un proceso benigno e indicativo de que nuestro cuerpo funciona bien. No en vano, es uno más de los síntomas que aparecen en las enfermedades, sobre todo infecciosas, como recuerda el doctor Diego Rivas Ramos, director médico de Grupo IHP, en una entrevista publicada por Infosalus, donde nos da todas las claves sobre la fiebre y cómo abordarla.
Tal y como explica el especialista, se considera fiebre cuando la temperatura axilar es igual o superior a 37,5ºC o, en el caso de la rectal, de 38ºC. "Cuando se produce la subida de temperatura, las defensas del organismo actúan contra los gérmenes causantes de la infección. Desde ese punto de vista, no podemos considerar que la fiebre sea mala y más que miedo hay que tenerle respeto de un modo sensato, usar los distintos medios que tenemos alcance y que pueden controlar esa temperatura elevada y, sobre todo, el malestar", detalla.
Una de las dudas frecuentes entre los padres es sobre en qué momento debemos darle un analgésico al menor, a lo que el director médico del Grupo IHP responde que la recomendación es que se le administre un antitérmico por fiebre o por malestar: "Hay pacientes a los que la fiebre les produce un cuadro mucho más llamativo y, efectivamente, otros niños con la temperatura muy elevada no aparentan encontrarse mal. Lo que siempre debemos usar es el sentido común y la recomendación es, si llega a esa temperatura, darle su antitérmico".
Por otro lado, este experto habla sobre qué remedios naturales o caseros pueden favorecer la recuperación ante un cuadro febril, y el especialista de Grupo IHP apunta a que el uso del agua es importantísimo, pero bebida. "Una de las actuaciones más importantes que debemos llevar a cabo en un cuadro de fiebre es la hidratación oral, sea con agua, zumos, batidos o cualquier líquido que le pueda apetecer al niño. Debemos ofrecer sin forzar lo que el niño quiera, sin que sean cantidades excesivas como para hacerlo vomitar", sostiene.
El agua como medio físico para reducir la temperatura también es aconsejable, según prosigue, si bien añade que por sí sola no va a bajar mucho esa fiebre: "Lo recomendable es darle el antitérmico que le corresponda y, a continuación, darle un baño de agua tibia, con la temperatura similar a cuando los sacamos del baño normalmente. Si el niño lo permite, se le mantiene un rato dentro del agua, por lo menos 10-15 minutos. Esto va a ayudar a que el medicamento le baje la temperatura".
En cuanto al momento en el que debemos consultar con un pediatra por la fiebre de un menor, el doctor Rivas Ramos indica que, sobre todo, la edad del menor es la que prima y en el caso de que este tenga menos de tres meses se debe acudir a un servicio de Urgencias si hay fiebre o consultarlo con el pediatra para una valoración.
"En el resto de los niños hay signos de alarma que nos harían llevarlo a que sea evaluado por su pediatra, como decaimiento, que esté adormilado, irritable, o en el caso de que tenga una convulsión. También habría que verlo si presenta dificultad respiratoria importante, dolor intenso de cabeza, o manchas rojizas que no desaparecen al estirar la piel alrededor o al apretarlas", agrega.
En líneas generales, el director médico de Grupo IHP defiende que si el niño se encuentra aparentemente bien, come y está alegre cuando le baja la temperatura, esperaremos un par de días o tres para ver cómo evoluciona antes de llevarlo a que lo vea el pediatra.
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