¿Conviene explicarles a los niños más pequeños los motivos del confinamiento?
Sí. Hay que explicarlo porque se les va a exigir una responsabilidad, pero hay que hacerlo con palabras que ellos entiendan, como es natural. A partir de los 6 ó 7 años, los niños tienen plena capacidad para entender y comprender esta situación. Ellos no van a entender que no pueden ir a ver a sus abuelos los sábados o domingos como hacían antes, o no acercarse a ellos si es que viven en la misma casa, si no lo explicas el por qué. Hay que explicarlo bien y ellos lo entenderán bien.
¿Hay que decirles que ellos pueden ayudar también a arreglar esto?
Sí. Hay que explicarles que ellos son una parte muy importante de todo esto.
¿Se deben tomar medidas especiales de protección con los niños para evitar un posible contagio?
Las medidas higiénicas en las casas serán las mismas haya niños o no. Hay que tener las mismas precauciones. Distinto es el caso de niños que tengan enfermedades crónicas como parálisis cerebral, asma o diabetes. A la población infantil que tenga alguna cardiopatía sí hay que protegerla con medidas especiales para evitar un contagio, igual que el resto de población de riesgo frente al coronavirus.
¿A ellos habría que hacerles el test?
A la mínima sensación de que se deteriora su estado general, sí. En ese caso debe acudir cuanto antes al especialista.
El Covid-19 no es agresivo con los niños, a diferencia, por ejemplo, de la gripe A. ¿Cuál es la explicación?
Es un aspecto desconocido para nosotros. Se trata de un virus nuevo que se está estudiando. Pero, en efecto, no es agresivo con la población infantil, gracias a Dios. Hay algunas teorías pero no hay nada claro sobre la causa de esta inmunidad.
La convivencia familiar puede atravesar momentos duros si esto se prolonga. ¿Los preadolescentes son la población de riesgo en esta materia?
Sí, pueden serlo. Esa es una edad problemática «per se» y en una situación de estrés como ésta debe de serlo aún más. Su estabilidad emocional es frágil pero no por eso hay que dejar de explicarles y de darles su responsabilidad. Muchas veces lo que falta en las familias es que a los preadolescentes les demos esa responsabilidad. El padre o la madre puede estar hoy bien y mañana caer enfermo; entonces el chico de 12 ó 13 años puede verse obligado a realizar tareas como calentar la comida o limpiar los servicios que habitualmente no hacen.
¿Se puede dar algún consejo sobre cómo tratar a un niño o a una niña de esta edad? Más allá de lo que hemos dicho, de apelar a su responsabilidad y de generar unas rutinas, sería interesante consultar a un especialista en problemas conductuales de adolescentes. Me consta que en los hospitales se están adaptando ahora consultas telefónicas de especialistas porque se tratan de problemas que pueden surgir con frecuencia durante los periodos de confinamiento como el que vivimos. Hay niños o niñas que les cuesta mucho más adaptarse a esto y no hay más remedio que consultar con un psicólogo.
¿La telemedicina puede funcionar también en este campo? Sí. En mi hospital se están haciendo muchas consultas telemáticas con psicólogos y también tenemos las unidades de salud mental para los casos que se considere necesarios.
Dicen algunos expertos que los mayores problemas de convivencia se producirán a partir de la segunda semana, que se inicia ahora.
Sí, a medida que pasen los días, estos problemas crecerán. Serán cada vez mayores las ganas de salir y la necesidad de socializarse. En una presumible tercera o cuarta semana de confinamiento todo irá a peor y por eso es muy importante hacer las cosas bien desde el principio. Pretender hacer en la tercera semana lo que no has podido hacer en la primera es algo que no suele funcionar o puede generar muchas situaciones de tensión.
Aunque sabemos que la convivencia produce roces y desgasta, en líneas generales, las relaciones, ¿es posible encontrar una parte positiva a este confinamiento y que pueda servir para mejorar la relación familiar y tratar de conocer mejor a nuestros hijos? Por las rutinas laborales y otras razones, hay padres que tal vez pasaban muy poco tiempo con ellos antes de que el Covid-19 nos haya encerrados a todos en la misma casa.
Sin duda, este confinamiento puede tener una parte positiva. Igual que el antes y el después en la sanidad por el coronavirus puede mejorar y racionalizar la asistencia y hacer un mejor uso de los recursos públicos, esto puede también servir para mejorar la comunicación en el seno de la familia. Tenemos que intentar por todos los medios que sea así.
Circulan memes por las redes sociales que dicen que cuando acabe el confinamiento la profesión que más trabajo va a tener será la de los abogados matrimonialistas. Ojalá no sea así, aunque he leído uno que dice que una hora antes de aplaudir a los sanitarios, van a salir los solteros a aplaudir a todos los casados. A las siete de la tarde.
*Entrevista original publicada en ABC de Sevilla.