¿Qué es?
La terapia ocupacional (TO) tiene como principal objetivo dotar a las personas de una mayor autonomía y calidad de vida en las actividades que realizan cada día.
En el caso de los niños, el propósito de la terapia ocupacional es ayudarles a afrontar los desafíos que se les presenta durante su desarrollo, contribuyendo a mejorar su autoestima y aumentar su seguridad en sí mismos.
¿A quién va dirigido?
Cualquier niño puede precisar este tipo de terapia, pero está especialmente dirigida a aquellos que presentan problemas en su desarrollo psicomotor, tanto en la motricidad gruesa (movimientos generales) como fina (movimientos pequeños y precisos).
También, es recomendable en caso de dificultad de aprendizaje, déficit de atención o hiperactividad, así como para aquellos niños con trastornos genéticos (como síndrome de Down) y del espectro autista (TEA). Además, es un tipo de terapia aconsejable en determinados problemas sobrevenidos durante el nacimiento, como en casos de parálisis cerebral.
¿Cómo trabaja el terapeuta ocupacional?
En Grupo IHP desarrollamos este tipo de terapia de manera personalizada atendiendo a las circunstancias de cada paciente y sus familias. De esta forma, nuestros especialistas llevan a cabo una valoración exhaustiva de las necesidades y dificultades del niño y su familia en los diferentes entornos en los que se desenvuelve.
La terapia ocupacional adapta las actividades de la vida diaria y el entorno para que el niño pueda lograr una mayor independencia y participación. El terapeuta ocupacional analiza la forma en la que el niño realiza cada actividad y propone un plan de trabajo para realizar en casa y para conseguir una mayor autonomía a la hora de llevar a cabo acciones cotidianas que le suponen una dificultad.
Desde la terapia ocupacional se trabajan infinidad de áreas, entre las que se encuentran:
- Autonomía y adaptación en las actividades de la vida diaria.
- Control de esfínteres.
- Atención temprana y desarrollo motor (psicomotricidad, motricidad fina y gruesa).
- Integración y procesamiento sensoriales, así como autorregulación.
- Problemas de escritura y preescritura (legibilidad, velocidad de escritura, tamaño de las letras, aprendizaje de trazos, prensión, etc.).
- Alimentación (introducción de nuevas texturas y alimentos, manejo del alimento, masticación, alimentación complementaria, lactancia, etc.).
- Juego.