¿Qué es?
La bronquiolitis es una patología respiratoria que se genera cuando los bronquiolos contraen una infección viral.
El virus de la bronquiolitis provoca tos, mocos y ruidos en el bebé durante, al menos, 8 días, y suele presentarse generalmente durante la época otoñal. No es un virus del que preocuparse en exceso, pero es bastante molesto.
La fisioterapia respiratoria aplicada en la bronquiolitis es una técnica que ayuda a aliviar esta afección a través de estimulaciones, instrumentos especiales y masajes abdominales que contribuyen a expulsar la mucosidad y, en definitiva, el virus a través de las vías respiratorias.
¿Cómo se trata?
En primer lugar, es el pediatra quien que establece el diagnóstico y deriva al niño al fisioterapeuta si lo considera oportuno.
En la primera consulta con este, el pequeño será examinado a través de una técnica que consiste en la auscultación pulmonar buscando el ruido característico de la bronquiolitis. Un breve interrogatorio para conocer el estado y comportamiento del niño en casa será también necesario para determinar si la aplicación del tratamiento será de utilidad. No olvides indicar la última vez que el niño comió.
Una vez se ha realizado el diagnóstico establecido, la sesión da comienzo:
Se empieza con un lavado de nariz, con suero fisiológico, durante el cual el fisioterapeuta aprovechará para dar varios consejos a la hora de hacerlo en casa. Acto seguido, mediante presiones a nivel torácico y abdominal, el profesional llevará a cabo el drenaje de los bronquios provocando el desplazamiento de las secreciones hacia la boca del bebé. En un momento determinado, provocará, mediante la estimulación de la tos, la expulsión de los mocos. A veces, durante la sesión, no observamos la expulsión por boca de los mocos, esto es porque el niño los traga y los expulsará en las heces.
Por regla general, entre 4 y 6 sesiones serán suficientes para drenar el total de los bronquios. Aunque los resultados suelen verse desde el primer día, el ritmo de sesiones indicadas por el fisioterapeuta debe ser respetado para asegurar la efectividad del tratamiento. En casos excepcionales, el número de sesiones podría verse aumentado, nunca sobrepasando las 10.
¿A quién va dirigido?
A niños que presenten síntomas como: malestar general, fatiga, falta de apetito; coloración azulada, morada o pálida en exceso en la piel, en el contorno de los ojos o las uñas; respiración dificultosa, movimiento excesivo del abdomen, tos repetitiva, etc.